martes, 29 de marzo de 2016

LA FILOSOFÍA DEL QUIJOTE


Don Quijote de la Mancha es la obra más importante de toda la literatura cervantina y quizás de las mejores de la literatura española. Publicada en dos partes, Don Quijote de la Mancha rompe con los esquemas de la novela del momento incluyendo el entrelazamiento de la ficción con la realidad como tema principal y la sátira y crítica hacia las novelas de caballerías.


Don Quijote en la primera parte distorsiona la realidad para acomodarla a su ideal caballeresco y en la segunda, son los demás personajes los que deforman la realidad para reírse a costa de Don Quijote. Las tres salidas narradas en ambas partes de la novela narran las andanzas del hidalgo junto a su escudero, Sancho. Sin embargo, este hijo narrativo se ve interrumpido frecuentemente debido a la multiplicidad de lecturas que se encuentran. El Quijote no solo nos cuenta la historia de nuestro aventurero Alonso Quijano, sino que también la de personajes externos como pastores, caballeros… Es curioso porque podemos encontrar en la historia pequeños relatos, cuentos y hasta recetas de cocina.

Don Quijote de la Mancha es considerada la primera novela moderna y la primera novela polifónica. Todas las novelas posteriores van a guardar cierta similitud con Don Quijote. Esta novela moderna se fundamenta principalmente en la crítica universal y en la experimentación de lo nuevo. Es un tipo de literatura que rompe con el estigma tradicional para centrarse en el racionalismo del mundo moderno y la adaptación del hombre en este, siendo a diferencia de los cánones clásicos, una literatura llena de critica y duda generalmente por el modo de vida del mundo cambiante en el que vivimos. La novela moderna y la novela polifónica van frecuentemente emparejadas. La novela polifónica es aquella en la que distintas cosmovisiones o ideales se enfrentan dialécticamente. Esto está muy presente en el carácter de nuestro protagonista. Don Quijote, igual que el resto de personajes principales, es un personaje complejo y dinámico. Él oscila entre la locura y la cordura, el valor y la prudencia, el cariño y la crudeza…Como podemos ver, su temperamento y forma de actuar frente al mundo va dictado por una dialéctica de ideas contrapuestas. Esta dialéctica va a influir notablemente en obras posteriores. Mientras que la historia de la interpretación de Don Quijote ha sido tema de innumerables ensayos, la única influencia que se ha estudiado recientemente es el papel que ha desempeñado en el desarrollo de la novela europea. El hecho de que tengamos tan poca información acerca de las influencias en la cultura, la literatura en general y la política nos indica que Don Quijote de la Mancha es algo más que una novela metaficcional. Este libro esconde gran controversia y polémica y eso indica que aun quedan muchas cosas por decir. ¿Es que acaso no sufrimos una quema de libros hoy en día? ¿No estamos siendo mentidos por un sistema que se ríe de nosotros a nuestras espaldas? Este es otro rasgo de esta novela: Don Quijote es una novela perfectamente aplicable a la era en la que vivimos y cuatrocientos años antes tenía el mismo significado que tiene hoy. Quizá Cervantes nunca llegó a imaginar el impacto que su obra haría en la literatura y en el mundo. Tan importante ha sido su influencia que han sido innumerables los autores que han tomado esta obra como fuente de inspiración.

Miguel de Unamuno bebió de la fuente del Quijote en numerosas ocasiones. Unamuno presenta al hidalgo como caballero de fe. Sitúa a un Don Quijote que ha dejado de estar atrapado en las garras de una ficción literaria para situarlo en la España que Unamuno está pensando a principios del siglo XX. Es un hecho el que Unamuno intente resaltar las singularidades más sobrias del Quijote, para conseguir encajarlo en una mundanidad que lo absorbe y que lo deje ir por distintos caminos sin preocuparse sí existe un porvenir puesto que “el verdadero porvenir es hoy...” precisamente porque éste es un presente que cuestiona en gran medida el estatus del hombre. El Quijote de Unamuno es antifilosófico, ya que al leer las líneas de este autor, se revela la crítica a la tradición filosófica. En otro sentido, Unamuno a partir de su héroe, el Quijote, tratan de formular una filosofía del presente que escape los esquemas o sistemas filosóficos de la Europa del momento. Por eso, Unamuno propone un irracionalismo que en la figura del valiente Quijote es muy clara, al seducir a los demás con su locura y remover en los escombros lo poco común.  También, Sancho es una figura imprescindible para Unamuno, porque es un hombre que reconoce en sí mismo su sencillez y su interés por aprender de su amo Don Quijote. El miedo que invade a Sancho por no poder distinguir entre los sonidos, lo aterrorizan en “otra” escena bajo el cual solo él puede salir sin la ayuda de Don Quijote. En lo particular, pienso que Unamuno más que escapar de la tradición filosófica europea es construir un modo de pensar y hacer filosofía partiendo de sus mismas raíces de lengua española.

Fue El Quijote para Ortega fuente de gran inspiración. “Habrá un libro más profundo que esta humilde novela de aire burlesco?” decía. El autor madrileño escribió Las Meditaciones del Quijote (1914), obra en la que se desarrolla la teoría de “Yo soy yo y mi circunstancia”. La filosofía de Ortega se encuentra unida a la palabra “circunstancia”, que Ortega hace famosa en su expresión: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Esta expresión quiere decir que no todo lo que nos ocurre depende de nosotros mismos, sino que hay algo que influye en nuestro destino. Esto es la circunstancia. Con esta filosofía, mantiene los principios esenciales de su perspectivismo (en el que toda idea es subjetiva) en periodos posteriores de su pensamiento.

Cabe destacar a María Zambrano como una influenciada más en el mundo de Don Quijote. Entre su literatura, podemos encontrar reflexiones sobre Don Quijote en su libro España, sueño y verdad, con un rico contenido filosófico. En estas páginas, Zambrano concibe al Quijote como una encarnación de la voluntad. Es decir, éste es un personaje lleno de voluntad para realizarse a sí mismo infinitamente y, por lo tanto, destinado inexcusablemente al fracaso. Se trata de una de las ideas básicas de la autora sobre la figura cervantina, que se irá profundizando con el tiempo. Sin embargo, la nota particular del artículo la marca el llamamiento a la convivencia de los españoles. Según Zambrano, una de las virtudes más destacadas de Don Quijote es su capacidad de convivencia con Sancho, el cual es la antítesis de Don Quijote. Cada uno es el complemento del otro y la armonía que media entre estos dos personajes manifiesta la "profunda confianza en el hombre" que lleva por dentro nuestro protagonista. La nobleza de éste, quien "lleva clara e inequívoca la noción del semejante en el centro de su espíritu", crea en esta obra un ambiente de mutua confianza y reconocimiento entre los hombres.

El Quijote está presente en todas las versiones del Romanticismo, sea alemán, francés o británico. En cuanto al Romanticismo alemán, Es preciso empezar indicando que los románticos alemanes nunca ofrecieron una visión amplia, sistemática y detallada del Quijote. Sus interpretaciones de la novela se encuentran por lo general dispersas en pasajes o fragmentos cortos de obras más amplias de teoría, historia literaria, de estética, o en escritos breves destinados a revistas literarias. Por tanto, no esperemos encontrar en ellos sino unas pocas pinceladas generales y algunos detalles, pero que será suficiente para que nos hagamos una idea de las bases de su concepción general del Quijote en la línea de la psicología de los pueblos. Destacan entre los más importantes: Herder, que fijándose en la España del momento, debate temas como la expresión de nación y espíritu de una nación. Los hermanos Schlegel, muy influidos por Herder, siguieron la estela trazada por él. El más joven de los dos, Friedrich Schlegel, el primero en leer el Quijote, marcaría las líneas maestras para su comprensión y sus sugerencias, tanto escritas como orales. Este trabajo minucioso impactaría a su hermano y al círculo de críticos, escritores y filósofos que se formó en torno a ellos. Schlegel empieza encuadrando la comprensión del sentido del Quijote en el contexto de la mentalidad y del arte románticos. Hegel, por su parte, se sitúa en unas coordenadas similares en lo esencial. En él, se encuentra la concepción del arte y la literatura que va de Herder a los románticos en que éstos van unidos a un pueblo y al espíritu de ese pueblo, de manera tal que las grandes obras literarias se convierten en la manifestación de la mentalidad, ideales y modo de ser de una nación.

También el Quijote ocupa un importante puesto en el Romanticismo francés, el cual da un nuevo enfoque sobre la obra. La visión francesa se basaba en una interpretación simbólica y pesimista. Entre los autores más destacados se encuentra Gustave Flaubert. En su obra, Madame Bovary, encontramos muchas relaciones con el hidalgo. En noviembre de 1847, Gustave Flaubert comentó a su amante Louise Colet que estaba releyendo el Quijote en la nueva traducción del hispanista Damas-Hinard. Así que es probable que cuando se disponía a escribir Madame Bovary, en otoño de 1851, recordara una vez más el argumento de la novela de Cervantes: el extraño efecto que la lectura de libros de caballerías causó en el hidalgo Alonso Quijano, hasta el punto de inducirle a travestirse una mañana en caballero andante e imitar sus admirables acciones. También Emma Bovary pretende imitar a las damas de la alta sociedad parisina que poblaban las novelas románticas destinadas principalmente al público femenino de la pequeña burguesía rural a la que pertenecía la propia Emma. De hecho, su padre era un próspero granjero que pudo mantenerla unos años en un convento de monjas en la ciudad. La fascinación de la joven y Alonso Quijano (Don Quijote) por esas ficciones se acentúa cuando, tras la lectura, retornan a la realidad y, al contrario que la mayoría de los lectores, perciben como una experiencia real el mundo ilusorio que han visto en los libros. Una vez más, vemos impreso en el Romanticismo, la lectura como método de evasión de la propia realidad.

Don Quijote de la Mancha fue traducido al inglés en 1612 por Thomas Shelton. Esto tuvo después un gran impacto en el XIX con el Romanticismo inglés. La literatura inglesa de la primera mitad del XIX se caracteriza por sus grandes poetas y por la novela histórica. Los escritores ingleses rechazan la sociedad burguesa e industrializada, para evadirse en el paisaje rural, el pasado histórico o países exóticos. Su nuevo lenguaje literario está basado en el sentimiento y lo irracional, la subjetividad y la libertad del artista frente a toda regla. Toda esta serie de rasgos esta fuertemente influenciada por la obra de Cervantes y comparte la dialéctica tan presente en Don Quijote. Nos sitúa entre un paisaje rural o industrializado, la libertad y la opresión, lo real y lo ficticio…

Sócrates decía que cada hombre debe encontrarse a sí mismo y conocerse exponiendo su vida al andar. Solo el acto de andar y preguntarse, debatir, volver al comienzo escuchando el daimon y exponer el argumento al sendero le da la respuesta al filósofo. Algo parecido decía Steve Jobs cuando decía que había que darse la vuelta y observar los puntos. Unir los puntos echando la vista al pasado. Confiar en que los puntos unirán nuestro futuro. Si verdaderamente creemos que los puntos conectarán el camino, tendremos la confianza para seguir a nuestro corazón aunque este nos guíe fuera del camino cómodo.  Es por eso por lo que Cervantes escoge el andar para su héroe. Don Quijote empieza a conocerse cuando empieza el andar de su camino. La novela relata tres salidas con un retorno a la aldea de partida. Esto es interpretado de la siguiente manera: Don Quijote siempre regresaba a la aldea apaleado y frustrado. Es en ese preciso momento cuando su voz interior le empieza a hablar. Su propia conciencia le obliga a hacerse preguntas, a creer si de verdad tiene posibilidades, a confiar en sí mismo. Ese periodo de cuestionamiento es el que le impulsa a  volver a salir de su aldea y lanzarse de nuevo a la aventura.


Creo que uno de los pilares que sostiene nuestra sociedad es el Teatro. Nos pasamos gran parte del día fingiendo cosas y pretendiendo ser una persona completamente distinta. Vamos observándonos a medida que envejecemos y vamos viendo cosas de las que no estamos satisfechos. Es entonces cuando el Teatro sale en nuestra ayuda. Sin nuestra actuación del día a día quizás no podríamos sobrevivir en una jungla como lo es la Sociedad. Todo esto está muy vinculado con el sistema psíquico de Freud: Nos pasamos la vida entera intentando camuflar esos impulsos primitivos del Ello. Usamos el Teatro para mostrar un retrato diferente a los demás, para sentirnos bien con nosotros mismos o incluso para ayudar a los que queremos.

Este último caso es el de Sancho Panza, escudero de nuestro amigo, Don Quijote. Sancho, con la amistad que le desborda, intenta ayudar a Don Quijote fingiendo ver lo mismo que ve su amo. La actuación que Sancho hace pareciendo estar loco es lo que mantiene a Don Quijote con esperanzas. La relación Sancho – Don Quijote, es muy parecida por no decir casi igual la relación madre – hijo. Una madre o padre jamás le diría una verdad cruda a su hijo pequeño porque la vida a través de los ojos de un niño es siempre hermosa y no conoce la hostilidad que se esconde detrás. Si le dices a un niño que su dibujo es una completa basura, probablemente se lo crea y no vuelva a dibujar nunca más. Pero si le dices que es un dibujo genial, por muy malo que sea, el niño hará el siguiente dibujo con más ganas porque la tentación de mejorar supera con creces a la frustración.


A pesar de que Sancho elabora un Teatro perfecto para ayudar a Don Quijote, este acaba hundiéndose en la frustración. A medida que transcurre la historia, Don Quijote va “creciendo” y convirtiéndose en una persona que ve el mundo como de verdad es y Sancho se contagia de sus propias mentiras. Al final de la obra, se produce el proceso de la Sanchificación del Quijote y la Quijotización de Sancho. Este último capítulo es de una sencillez y humanidad extrema.


Desde mi punto de vista, este es el momento de la historia que más melancolía me causa. Mi interpretación sobre esta obra asocia la locura a la felicidad. ¿Quién nos dijo que la locura fuese siempre triste? Don Quijote ha sido y será un personaje muy distinto a los demás y era esa locura la que le daba la vida. Por eso mismo, poco antes de morir recupera el juicio. Es ejemplo de perseverancia, paciencia, imaginación e iniciativa. Don Quijote de la Mancha no solo retrata de manera fidedigna la Sociedad y mentalidad española del momento sino que sigue y seguirá aportando valores muy significantes a cada uno de nosotros.

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