Don Quijote de la Mancha es la obra más
importante de toda la literatura cervantina y quizás de las mejores de la
literatura española. Publicada en dos partes, Don Quijote de la Mancha rompe
con los esquemas de la novela del momento incluyendo el entrelazamiento de la
ficción con la realidad como tema principal y la sátira y crítica hacia las
novelas de caballerías.

Don
Quijote en la primera parte distorsiona la realidad para acomodarla a su ideal
caballeresco y en la segunda, son los demás personajes los que deforman la
realidad para reírse a costa de Don Quijote. Las tres salidas narradas en ambas
partes de la novela narran las andanzas del hidalgo junto a su escudero,
Sancho. Sin embargo, este hijo narrativo se ve interrumpido frecuentemente
debido a la multiplicidad de lecturas que se encuentran. El Quijote no solo nos cuenta la historia de nuestro aventurero
Alonso Quijano, sino que también la de personajes externos como pastores,
caballeros… Es curioso porque podemos encontrar en la historia pequeños
relatos, cuentos y hasta recetas de cocina.
Don Quijote de la Mancha es considerada
la primera novela moderna y la primera novela polifónica. Todas las novelas
posteriores van a guardar cierta similitud con Don Quijote. Esta novela moderna
se fundamenta principalmente en la crítica universal y en la
experimentación de lo nuevo. Es un tipo de literatura que rompe con el estigma
tradicional para centrarse en el racionalismo del mundo moderno y la adaptación
del hombre en este, siendo a diferencia de los cánones clásicos, una literatura
llena de critica y duda generalmente por el modo de vida del mundo cambiante en
el que vivimos. La novela moderna y la novela polifónica van frecuentemente
emparejadas. La novela polifónica es aquella en la que distintas cosmovisiones
o ideales se enfrentan dialécticamente. Esto está muy presente en el carácter
de nuestro protagonista. Don Quijote, igual que el resto de personajes
principales, es un personaje complejo y dinámico. Él oscila entre la locura y
la cordura, el valor y la prudencia, el cariño y la crudeza…Como podemos ver,
su temperamento y forma de actuar frente al mundo va dictado por una dialéctica
de ideas contrapuestas. Esta dialéctica va a influir notablemente en obras
posteriores. Mientras que la historia de la interpretación de Don Quijote ha sido tema de innumerables
ensayos, la única influencia que se ha estudiado recientemente es el papel que
ha desempeñado en el desarrollo de la novela europea. El hecho de que tengamos
tan poca información acerca de las influencias en la cultura, la literatura en
general y la política nos indica que Don
Quijote de la Mancha es algo más que una novela metaficcional. Este libro
esconde gran controversia y polémica y eso indica que aun quedan muchas cosas
por decir. ¿Es que acaso no sufrimos una quema de libros hoy en día? ¿No
estamos siendo mentidos por un sistema que se ríe de nosotros a nuestras
espaldas? Este es otro rasgo de esta novela: Don Quijote es una novela
perfectamente aplicable a la era en la que vivimos y cuatrocientos años antes
tenía el mismo significado que tiene hoy. Quizá Cervantes nunca llegó a
imaginar el impacto que su obra haría en la literatura y en el mundo. Tan
importante ha sido su influencia que han sido innumerables los autores que han
tomado esta obra como fuente de inspiración.
Miguel de
Unamuno bebió de la fuente del Quijote en numerosas ocasiones. Unamuno presenta
al hidalgo como caballero de fe. Sitúa a un Don Quijote que ha dejado de estar
atrapado en las garras de una ficción literaria para situarlo en la España que
Unamuno está pensando a principios del siglo XX. Es un hecho el que Unamuno intente resaltar las
singularidades más sobrias del Quijote, para conseguir encajarlo en una
mundanidad que lo absorbe y que lo deje ir por distintos caminos sin
preocuparse sí existe un porvenir puesto que “el verdadero porvenir es hoy...”
precisamente porque éste es un presente que cuestiona en gran medida el estatus
del hombre. El Quijote de Unamuno es antifilosófico, ya que al leer las líneas
de este autor, se revela la crítica a la tradición filosófica. En otro sentido,
Unamuno a partir de su héroe, el Quijote, tratan de formular una filosofía del
presente que escape los esquemas o sistemas filosóficos de la Europa del
momento. Por eso, Unamuno propone un irracionalismo que en la figura del
valiente Quijote es muy clara, al seducir a los demás con su locura y remover
en los escombros lo poco común. También, Sancho es una figura
imprescindible para Unamuno, porque es un hombre que reconoce en sí mismo su
sencillez y su interés por aprender de su amo Don Quijote. El miedo que invade
a Sancho por no poder distinguir entre los sonidos, lo aterrorizan en “otra”
escena bajo el cual solo él puede salir sin la ayuda de Don Quijote. En lo particular,
pienso que Unamuno más que escapar de la tradición filosófica europea es
construir un modo de pensar y hacer filosofía partiendo de sus mismas raíces de
lengua española.
Fue El Quijote
para Ortega fuente de gran inspiración. “Habrá
un libro más profundo que esta humilde novela de aire burlesco?” decía. El
autor madrileño escribió Las Meditaciones
del Quijote (1914), obra en la que se desarrolla la teoría de “Yo soy yo y mi circunstancia”. La filosofía de Ortega se encuentra unida a la palabra “circunstancia”,
que Ortega hace famosa en su expresión: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no
la salvo a ella no me salvo yo”. Esta expresión quiere decir que no todo lo que
nos ocurre depende de nosotros mismos, sino que hay algo que influye en nuestro
destino. Esto es la circunstancia. Con esta filosofía, mantiene los principios
esenciales de su perspectivismo (en el
que toda idea es subjetiva) en periodos posteriores de su pensamiento.
Cabe
destacar a María Zambrano como una influenciada más en el mundo de Don Quijote.
Entre su literatura, podemos encontrar reflexiones sobre Don Quijote en su
libro España, sueño y verdad, con un
rico contenido filosófico. En estas
páginas, Zambrano concibe al Quijote como una encarnación de la voluntad. Es
decir, éste es un personaje lleno de voluntad para realizarse a sí mismo
infinitamente y, por lo tanto, destinado inexcusablemente al fracaso. Se trata
de una de las ideas básicas de la autora sobre la figura cervantina, que se irá
profundizando con el tiempo. Sin embargo, la nota particular del artículo la
marca el llamamiento a la convivencia de los españoles. Según Zambrano, una de
las virtudes más destacadas de Don Quijote es su capacidad de convivencia con
Sancho, el cual es la antítesis de Don Quijote. Cada uno es el complemento del
otro y la armonía que media entre estos dos personajes manifiesta la
"profunda confianza en el hombre" que lleva por dentro nuestro
protagonista. La nobleza de éste, quien "lleva clara e inequívoca la
noción del semejante en el centro de su espíritu", crea en esta obra un
ambiente de mutua confianza y reconocimiento entre los hombres.
El Quijote está presente en todas las
versiones del Romanticismo, sea alemán, francés o británico. En cuanto al
Romanticismo alemán, Es preciso empezar indicando que los románticos
alemanes nunca ofrecieron una visión amplia, sistemática y detallada del Quijote.
Sus interpretaciones de la novela se encuentran por lo general dispersas en
pasajes o fragmentos cortos de obras más amplias de teoría, historia literaria,
de estética, o en escritos breves destinados a revistas literarias. Por tanto,
no esperemos encontrar en ellos sino unas pocas pinceladas generales y algunos
detalles, pero que será suficiente para que nos hagamos una idea de las bases
de su concepción general del Quijote en la línea de la psicología de los
pueblos. Destacan entre los más importantes: Herder, que fijándose en la España
del momento, debate temas como la expresión de nación y espíritu de una nación.
Los hermanos Schlegel, muy influidos por Herder, siguieron la estela trazada
por él. El más joven de los dos, Friedrich Schlegel, el primero en leer el Quijote,
marcaría las líneas maestras para su comprensión y sus sugerencias, tanto
escritas como orales. Este trabajo minucioso impactaría a su hermano y al
círculo de críticos, escritores y filósofos que se formó en torno a ellos.
Schlegel empieza encuadrando la comprensión del sentido del Quijote en
el contexto de la mentalidad y del arte románticos. Hegel, por su parte, se
sitúa en unas coordenadas similares en lo esencial. En él, se encuentra la
concepción del arte y la literatura que va de Herder a los románticos en que
éstos van unidos a un pueblo y al espíritu de ese pueblo, de manera tal que las
grandes obras literarias se convierten en la manifestación de la mentalidad,
ideales y modo de ser de una nación.
También el Quijote
ocupa un importante puesto en el Romanticismo francés, el cual da un nuevo
enfoque sobre la obra. La visión francesa se basaba en una interpretación
simbólica y pesimista. Entre los autores más destacados se encuentra Gustave
Flaubert. En su obra, Madame Bovary,
encontramos muchas relaciones con el hidalgo. En
noviembre de 1847, Gustave Flaubert comentó a su amante Louise Colet
que estaba releyendo el Quijote en la nueva traducción del
hispanista Damas-Hinard. Así que es probable que cuando se disponía a
escribir Madame Bovary, en otoño de 1851, recordara una vez más el
argumento de la novela de Cervantes: el extraño efecto que la lectura de libros
de caballerías causó en el hidalgo Alonso Quijano, hasta el punto de
inducirle a travestirse una mañana en caballero andante e imitar sus admirables
acciones. También Emma Bovary pretende imitar a las damas de la alta sociedad
parisina que poblaban las novelas románticas destinadas principalmente al
público femenino de la pequeña burguesía rural a la que pertenecía la propia
Emma. De hecho, su padre era un próspero granjero que pudo mantenerla unos años
en un convento de monjas en la ciudad. La fascinación de la joven y
Alonso Quijano (Don Quijote) por esas ficciones se acentúa cuando, tras la
lectura, retornan a la realidad y, al contrario que la mayoría de los
lectores, perciben como una experiencia real el mundo ilusorio
que han visto en los libros. Una vez más, vemos impreso en el
Romanticismo, la lectura como método de evasión de la propia realidad.
Don
Quijote de la Mancha fue traducido al inglés en 1612 por Thomas Shelton. Esto
tuvo después un gran impacto en el XIX con el Romanticismo inglés. La literatura inglesa de la primera mitad del XIX
se caracteriza por sus grandes poetas y por la novela histórica. Los escritores
ingleses rechazan la sociedad burguesa e industrializada, para evadirse en el
paisaje rural, el pasado histórico o países exóticos. Su nuevo lenguaje literario
está basado en el sentimiento y lo irracional, la subjetividad y la libertad
del artista frente a toda regla. Toda esta serie de rasgos esta fuertemente
influenciada por la obra de Cervantes y comparte la dialéctica tan presente en
Don Quijote. Nos sitúa entre un paisaje rural o industrializado, la libertad y
la opresión, lo real y lo ficticio…
Sócrates decía que cada hombre debe encontrarse a sí mismo y conocerse
exponiendo su vida al andar. Solo el acto de andar y preguntarse, debatir,
volver al comienzo escuchando el daimon
y exponer el argumento al sendero le da la respuesta al filósofo. Algo parecido
decía Steve Jobs cuando decía que había que darse la vuelta y observar los
puntos. Unir los puntos echando la vista al pasado. Confiar en que los puntos
unirán nuestro futuro. Si verdaderamente creemos que los puntos conectarán el
camino, tendremos la confianza para seguir a nuestro corazón aunque este nos
guíe fuera del camino cómodo. Es
por eso por lo que Cervantes escoge el andar para su héroe. Don Quijote empieza
a conocerse cuando empieza el andar de su camino. La novela relata tres salidas
con un retorno a la aldea de partida. Esto es interpretado de la siguiente
manera: Don Quijote siempre regresaba a la aldea apaleado y frustrado. Es en ese
preciso momento cuando su voz interior le empieza a hablar. Su propia
conciencia le obliga a hacerse preguntas, a creer si de verdad tiene
posibilidades, a confiar en sí mismo. Ese periodo de cuestionamiento es el que
le impulsa a volver a salir de su
aldea y lanzarse de nuevo a la aventura.
Creo que uno de los pilares que sostiene nuestra sociedad es el
Teatro. Nos pasamos gran parte del día fingiendo cosas y pretendiendo ser una
persona completamente distinta. Vamos observándonos a medida que envejecemos y
vamos viendo cosas de las que no estamos satisfechos. Es entonces cuando el
Teatro sale en nuestra ayuda. Sin nuestra actuación del día a día quizás no
podríamos sobrevivir en una jungla como lo es la Sociedad. Todo esto está muy
vinculado con el sistema psíquico de Freud: Nos pasamos la vida entera
intentando camuflar esos impulsos primitivos del Ello. Usamos el Teatro para
mostrar un retrato diferente a los demás, para sentirnos bien con nosotros
mismos o incluso para ayudar a los que queremos.
Este último caso es el de Sancho Panza, escudero de nuestro amigo, Don
Quijote. Sancho, con la amistad que le desborda, intenta ayudar a Don Quijote
fingiendo ver lo mismo que ve su amo. La actuación que Sancho hace pareciendo
estar loco es lo que mantiene a Don Quijote con esperanzas. La relación Sancho
– Don Quijote, es muy parecida por no decir casi igual la relación madre –
hijo. Una madre o padre jamás le diría una verdad cruda a su hijo pequeño
porque la vida a través de los ojos de un niño es siempre hermosa y no conoce
la hostilidad que se esconde detrás. Si le dices a un niño que su dibujo es una
completa basura, probablemente se lo crea y no vuelva a dibujar nunca más. Pero
si le dices que es un dibujo genial, por muy malo que sea, el niño hará el siguiente
dibujo con más ganas porque la tentación de mejorar supera con creces a la
frustración.
A
pesar de que Sancho elabora un Teatro perfecto para ayudar a Don Quijote, este
acaba hundiéndose en la frustración. A medida que transcurre la historia, Don
Quijote va “creciendo” y convirtiéndose en una persona que ve el mundo como de
verdad es y Sancho se contagia de sus propias mentiras. Al final de la obra, se
produce el proceso de la Sanchificación del Quijote y la Quijotización de
Sancho. Este último capítulo es de una sencillez y humanidad extrema.
Desde
mi punto de vista, este es el momento de la historia que más melancolía me
causa. Mi interpretación sobre esta obra asocia la locura a la felicidad.
¿Quién nos dijo que la locura fuese siempre triste? Don Quijote ha sido y será
un personaje muy distinto a los demás y era esa locura la que le daba la vida.
Por eso mismo, poco antes de morir recupera el juicio. Es ejemplo de
perseverancia, paciencia, imaginación e iniciativa. Don Quijote de la Mancha no
solo retrata de manera fidedigna la Sociedad y mentalidad española del momento
sino que sigue y seguirá aportando valores muy significantes a cada uno de
nosotros.